RICOBLOG

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miércoles, 27 de febrero de 2013

EL LIBRO DE LA ABUNDANCIA



¿Has tenido alguna vez la idea o el deseo de escribir un libro? Me gustaría sugerirte un título y algunas ideas.

El título es “LA ABUNDANCIA”, y el argumento podría girar en torno a aspectos no necesariamente vinculados a la riqueza, prosperidad o bienestar, o al menos, no circunscritos a elementos materiales como en principio cabría esperar de tales enunciados.

Lo primero es pensar y sentir que somos merecedores de abundancia, solo considerarnos acreedores de ella nos permitirá disfrutarla, el no sentirlo de esa manera bloqueará nuestra energía. Hemos de identificar las ramas muertas que no nos aportarán fruto, una buena poda propiciará más fuerza y nuevas posibilidades.

En segundo lugar es preciso reflexionar sobre la capacidad propia de reconocer nuestra abundancia, repleta de pensamientos y emociones que buscan romper el blindaje que en ocasiones nuestras creencias y prejuicios les imponen.

En tercer lugar, un reconocimiento de la abundancia ajena, sin resquemor y sin envidia, solo con respeto y conscientes de que la abundancia de los demás es tan lícita y razonable como la nuestra.

El cuarto paso consiste en la práctica de compartir, brindar tu abundancia a los demás y participar de la de ellos, como recuperando la vieja tradición del trueque, cambiando abundancia por abundancia, sin duda distintas pero que pueden llegar a complementarse y enriquecerse.

Fijados los ingredientes principales de la receta solo podríamos mejorarla con un buen sazonamiento que realce su buen sabor y le proporcione una agradable compostura aromática. Pero en este punto tú decides, ¡Mi opinión!:

En el amor “La entrega”: Has de comprometerte con la vida en pareja, consciente de que ha de ser diferente a otras formas de vida que has practicado anteriormente.

En la pasión “La picardía”: Mientras buscas los huecos que deja el albornoz de tu pareja.

En la amistad “La sinceridad”: Respetando criterios que no siempre coinciden con los tuyos.

En la relación familiar “La responsabilidad”: Para valorar lo que tus padres hicieron por ti y lo que los hijos necesitan que hagas por ellos, aunque no siempre lo entiendan.

Y además puedes añadir todos aquellos complementos que consideres precisos en el condimento de tu abundancia.

Pero hay algo que no debes olvidar al escribir tu libro: Si te concentras en la abundancia la encontrarás en tu vida, si lo haces en la escasez la sentirás llena de carencias. Es cierto que en tu vida tropezarás con dificultades y sufrimientos, algo que debes asumir para preservar tu salud emocional y no permitir que resten tu abundancia.

Llena cada día una página de tu libro “LA ABUNDANCIA” a base de pequeñas cosas, no precisas que sean sensacionales, simplemente satisfactorias; sí solo nos fijamos en aspectos brillantes de nuestra vida esta puede acabar resultando oscura o desaprovechada, pero lo verdaderamente maravilloso reside en lo que a veces ni reparamos, ¿O no lo es el acto continuo de respirar, al que no le concedemos la mínima importancia?

Tu libro no precisa ser escrito sobre papel, no tiene que ser editado para los demás, a los demás les llegará si tu libro es verdadero. Ponle imaginación, ponle emociones, ponle ganas y ¡Escribe tu libro!

domingo, 24 de febrero de 2013

DEDICACIÓN Vs DESÁNIMO



En mi opinión Dedicación y Desánimo son dos fuerzas que pelean en la misma dirección pero en sentido contrario, ambas se dan en el terreno de la evolución y crecimiento personal, pero mientras una tiende hacia los logros perseguidos, la otra te aleja de ellos.

La dedicación te proporciona una actitud de esfuerzo por alcanzar un objetivo anhelado, definido…, una actitud que te empuja a llegar hasta el final; la dedicación representa el camino del logro, te hace consciente de todas las dificultades a superar, al menos de que existirán y te exigirán determinados esfuerzos.

La dedicación es un resultado, no habrá dedicación sí previamente no se ha tomado la decisión de alcanzar una meta, es preciso una elección y no podemos ignorar que elegir no es nada fácil, cuando eliges manifiestas una prioridad que irremediablemente viene acompañada de una renuncia: “Esto en lugar de esto otro”, si no se superan las dudas y mostramos una definición clara y contundente, la dedicación no aparece.

Solo el conocimiento y la consciencia del mismo te proporcionan acceso a la elección de forma consistente y con la firmeza precisa para garantizar un componente básico de la dedicación, este no es otro que la perseverancia, nada apunta a que pueda resultar un recorrido cómodo, pero creo que desde luego es el único para llegar.

Por lo contrario el desánimo conduce al abandono de anhelos, es una inclinación propia del ser humano, aspectos como las dificultades y los prejuicios nos pueden arrastrar a la parálisis o al abandono de objetivos, y esto siempre se mueve en dirección contraria a la dedicación.

Contrariamente a la dedicación, el desánimo es universal y contagioso (como los bostezos). Es universal porque no atiende a edad, nivel socioeconómico, sexo o cualquier otro factor propio de la persona, todos somos susceptibles de decidir no iniciar o continuar un nuevo camino y es contagioso porque el “desanimado” es capaz de argumentar y justificar lo injustificable, lo que suele calar en su entorno.

Además, para las personas proclives al desánimo, esto representa un proceso repetitivo, no suele ser un episodio permanente que sería patológico y requeriría de ayuda profesional, sino como una especie de luces rojas que se encienden ante indecisiones o falta de voluntad que se presentan o pueden hacerlo de forma intermitente. Pero avanzar con demasiadas luces rojas puede resultar tedioso e irritante, elementos básicos de la frustración.

La dedicación exige intensidad, convicción y fortaleza. El desánimo proporciona amargura, desilusión y tristeza. La dedicación perfectamente podría ser sinónimo de esfuerzo, el desánimo podría serlo de desesperanza.

miércoles, 20 de febrero de 2013

ESCLAVOS DE LAS MANÍAS



En más de una ocasión, dentro y fuera de este Blog, he defendido los hábitos, como conductas deseables al constituir un modo especial de proceder, adquiridos por la repetición de actos iguales o semejantes y que se manifiestan como tendencias instintivas con el considerable ahorro de energía tanto mental como emocional, pero también suelo decir que, dado que nuestros hábitos provienen de experiencias pasadas y que lo único que no cambia es “el cambio”, que es permanente, su revisión resulta más que aconsejable pues algunos de ellos que otrora fueron necesarios o aconsejables hoy pueden resultar un lastre.
También solemos erróneamente llamar “hábito” a una preocupación caprichosa y repetitiva que nos provoca algo cuando no pasa de ser una simple extravagancia, cuando no va más allá de un comportamiento peculiar o fuera de lo común y que sin paliativo alguno deberíamos identificar como “MANÍA”.
Admito que en el terreno de los hábitos podríamos hablar de dos claras categorías: Los deseables y los desdeñables, configurándose los primeros como aquellas conductas que nos aportan elementos de crecimiento en lo personal, lo profesional y en definitiva en ambos ámbitos y configurándose los segundos como las que nos cercenan o dificultan dicho crecimiento. Sin embargo, me parece que ninguna de las dos categorías tienen mucho que ver con las manías, mientras aquellos suman o restan, estas solo distorsionan.
Una “MANÍA” es una conducta aparentemente inofensiva, ¿Quién no ha evitado pisar las líneas de las baldosas cuando camina por la calle?, ¿Quién no ha sumado los números de las matriculas para comprobar si el resultado era múltiplo de 9 de 7 o del número preferido?, ¿Quién se resiste a contar las filas de butacas del auditorio o teatro al que ha acudido?, ¿A comprobar una y otra vez si los grifos están cerrados, la luz apagada o la puerta cerrada? O…
Pequeñas manías inocuas, al menos en apariencia, pero si esas manías adquieren el derecho a ser escritas con mayúsculas se convierten en “MANÍAS” y es ahí donde empiezan los problemas, se convierten en conductas obsesivas y compulsivas que afectan a la estabilidad de la persona y se extienden a su entorno, pueden incluso llegar a ser el umbral de conductas patológicas que no solemos reconocer y por tanto admitir.
Es relativamente fácil encontrar un argumento tras cada hábito, sea deseable o desdeñable, incluso con independencia del peso específico de dicho argumento. Tras una manía no hay argumento, quien la práctica desconoce sus motivos, ha de hacerlo para calmar un estado de ansiedad aunque sea de forma inconsciente, pero hacerlo le otorga una tranquilidad que no llega a quienes le rodean que pueden haber percibido ese estado de ansiedad pero no el bálsamo de su práctica.
Desde luego renuncio a enumerar las manías más frecuentes, pues son infinitas y variopintas, aunque la mayoría provienen del ámbito del orden, la limpieza o la seguridad. Aunque creo que la más típico es la incapacidad o resistencia a deshacerse de ropa y objetos que han dejado de sernos útiles pero que guardamos “por si acaso”. Yo tengo identificadas unas cuantas personales, pero pondré el cierre con una manía que me ha proporcionado más de un disgusto o discusión como es y estoy tratando que no sea, mi rigidez extrema en la puntualidad, tanto propia como ajena.
Desconozco el antídoto “anti-manías” pero me gustaría compartir, como recomendación, lo que yo trato de aplicarme desde hace algunos años: El antídoto es la observación del impacto de nuestras “peculiaridades” en quienes nos rodean. Ser capaz de modificar aquellas que entendamos que incluso llegan a sacar de quicio a nuestro entorno nos proporcionará satisfacciones suficientemente gratificantes.
¡Es tu turno!

domingo, 17 de febrero de 2013

¿¿¿ENTRETENIMIENTO???



¿Por qué etiquetar con el epígrafe “entretenimiento” lo que parece que sin paliativo alguno debería considerarse violencia y en la mayoría de los casos escalofriante? ¿Cómo es posible que en el siglo XXI subsista el debate: ¿Tradición o aberración? ¿Cultura o maltrato? No negaré que provengan de antiguas tradiciones pero eso no las exime de constituir conductas perversas y depravadas, tampoco negaré que hayan formado parte de nuestra cultura, algo que no debería impedirnos eliminarlas por buscar la diversión a base de sufrimiento, menoscabo y vejación de animales indefensos.

Hablo de las fiestas populares “tradicionales” con sufrimiento animal en las que las víctimas mayoritarias son toros, pero también hay otros animales que sufren esta violencia, como cabras, burros, aves, ardillas y palomas entre otros. Algunos claros ejemplos de ello son:

  • Toros con las cornamentas ardiendo.
  • Aves o ardillas decapitadas.
  • Peleas de carneros y gallos.
  • Caballos que cruzan hogueras.
  • Lanzamiento de cabras y pavos desde los campanarios.
  • Incluso hormigas rociadas con vinagre...

La lista de eventos y lugares que se repiten cada año es tan amplia y reprobable que no merece la pena enumerarla.

Entre 60.000 y 70.000 animales son maltratados durante las fiestas populares celebradas en España, lo que al menos a mí me parece una verdadera aberración y más aun cuando en la mayoría de los casos estas fiestas se fomentan y patrocinan desde la “Administración” que incluso publicitan como atractivo turístico, y… ¿Quién es más animal, el maltratado o el facilitador de dicho maltrato?, sin eximir de responsabilidad a los fanáticos y acérrimos seguidores que las defienden, posibilitan y disfrutan ¿Ésta es la forma de inculcar en los niños y jóvenes un trato respetuoso hacia los animales?

Esta situación nos proporciona situaciones de incoherencia que cuando menos son irónicas o cínicas, valga de ejemplo la del Parlament de Cataluña prohibiendo las corridas de toros y blindando los “Correbous” (Entre los diversos tipos de Correbous que se realizan, destaca el “bou embolat”, toro embolado, en el cual se ata al toro por las patas y el rabo, inmovilizándolo, para ponerle antorchas o bolas inflamables en los cuernos, para luego soltarlo en las calles.

Será muy difícil terminar con el maltrato animal mientras continúen financiándose con fondos públicos con desatención de otras necesidades sociales aunque puedan ser menos “divertidas”. La diversión y alborozo, tanto de habitantes habituales del lugar como de posibles visitantes curiosos, no exige ese sacrificio tan poco humano, baste recordar a modo de ejemplo fiestas populares de gran relieve como La Feria de Sevilla, Los Carnavales, Las Fallas o la Tamborrada, entre otras muchas fiestas, en las que la gente disfruta sin que ningún animal sea infligido con maltrato o sacrificio alguno.

Me parece lamentable ser reconocidos a nivel internacional por semejantes aberraciones, que ponen de relieve el grado general de incultura y poco respeto por los derechos de los animales. Deberíamos plantearnos seriamente ¿Por qué motivo siguen “ejecutándose” estos actos de celebración irrespetuosos con los animales? ¿Por qué algunos se amparan en la "tradición" creyendo que la tradición sirve para legitimar estas brutalidades?, y ¿Qué es lo que lleva a un pueblo a disfrutar y justificar este tipo de crueldades impropias de cualquier país que pretenda ser considerado civilizado?

Sé que el tema no tendrá una resolución fácil, pero tal vez no sería mala idea empezar por unificar las distintas normativas que regulan estas fiestas en lugar de tener una distinta en cada una de las 17 comunidades.

Y aún con esta asignatura pendiente, nos seguimos considerando el único ser vivo racional e inteligente.

miércoles, 13 de febrero de 2013

¿FANTASÍA O IMAGINACIÓN?



La definición de “Fantasía” nos indica que se trata de la facultad que tiene el ÁNIMO de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar los ideales en forma sensible o de idealizar las reales.
Si buscamos la definición de “Imaginación” veremos que se centra en la facultad del ALMA que representa las imágenes de las cosas reales o ideales.
Reconozco que en principio me parecieron dos definiciones bastante similares, o cuando menos próximas, aunque se cifraba el motor de la “Fantasía” en el ÁNIMO y el de la “Imaginación” en el ALMA. Sin embargo, las posibles dudas dieron paso a la confusión al consultar la definición de ÁNIMO y comprobar que dice ser el “ALMA o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana”.
Acudí entonces a mi incuestionable perspicacia personal (no es falta de modestia sino simple sarcasmo) para comprender que los matices diferenciadores los descubriría tras la definición del ALMA y esto es lo que encontré: “Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida”.
¡Me quedé a cuadros! ÁNIMO y ALMA son “principio”, es decir, primer instante del ser de algo, en definitiva la causa u origen de algo, y… ¿A caso “dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida” no es lo mismo que “actividad humana”?
Solo me quedaba una salida, abandonar el laberinto académico del diccionario y darle a cada término mi propia dimensión, tras una breve pero pausada reflexión decidí conferir el ámbito de la creatividad a la “Imaginación” y del ensueño a la “Fantasía”. Soy consciente de que mi decisión puede resultar discutible o controvertida, pero no veía otra forma de avanzar.
A través de esta distinción, que confieso estrictamente personal, empiezo a diferenciar “Imaginación” de “Fantasía”; veo la creatividad como el origen de algo nuevo y  el ensueño como la recreación de una ilusión maravillosa perteneciente al territorio del deseo.
Todo esto me hace pensar que la creatividad exige convicción, esfuerzo, compromiso y acción, trata de construir conclusiones y nuevos conceptos; en la “Imaginación” es precisa la involucración y el esfuerzo por desarrollar lo imaginado. La “Fantasía” nos lleva a dibujar aquello que nos gustaría hacer o hubiéramos deseado haber hecho y aunque expresa ciertos propósitos, lo hace desde el deseo de que sea conforme a como mentalmente lo hemos esbozado, pero desde el terreno de la espera o de la confianza de que así sea, es como construir castillos en el aire.
Lo cierto es que todos tenemos fantasías, es tan fácil imaginar un mundo ideal donde todo funciona perfectamente. Además, hay tantos gurús de la autoayuda que nos motivan a soñar afirmando que ésta es una de las mejores fuentes para la motivación. Su base se sustenta en: “si creas un mundo de éxito, esto te ayudará a motivarte”. Vale, pero mi pregunta es ¿Y cómo lo hago?
Mi permanente esfuerzo por mantener una mentalidad abierta me exige dar cabida a ambas expresiones, pero como me recordaría mi padre: “En su justa medida” (expresión que siempre me ha puesto un poco de los nervios, ¿Quién marca esa medida? ¿Cuándo deja de ser justa?). Creo que el antídoto es la moderación (otra medida igualmente abstracta), pero seguramente una “Imaginación” percibida como excesiva te etiquetará de fantasioso y una práctica de la “fantasía” muy frecuente puede proyectar inmadurez e incluso rasgos de personalidad narcisista.
No negaré que la “Imaginación” puede beneficiarse de alguna dosis de fantasía y a su vez la “Fantasía” permita algún hueco a la imaginación, pero en uno y otro caso la dosis ha de ser reducida o moderada, es decir, ¡EL TAMAÑO SI QUE IMPORTA!