RICOBLOG

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lunes, 30 de enero de 2012

DÍAS DE PLOMO, DÍAS DE LUZ

 
Hace unos días me llegó el texto de un amigo (gracias Carlos), con quién además tuve el privilegio de compartir la certificación de Coaching Ejecutivo en la Escuela Europea de Coaching. Textualmente decía:



“Cuando piensas en un día gris, lluvioso, frio y desapacible, puede que te sientas emocionalmente “abajo”. Posiblemente no puedas pensar en términos positivos de días así.

O, puede ser que incluso anheles uno de esos días, con un buen libro, un buen fuego, una bebida caliente y nada de otras obligaciones o compromisos.

Para ti, entonces, un día gris pasa a ser un día dichoso.

Un día es lo que tú haces de él.

¿Puedes encontrar un Día Dichoso para todos tus días grises?”

Un texto breve y sencillo pero de gran calado, lo que me empuja a compartirlo junto con las reflexiones que me ha provocado. Lo primero de todo fue hacerme algunas preguntas: ¿Son los tipos de día los que marcan nuestro ánimo, o es nuestro estado de ánimo el que marca nuestros días?, ¿Todos los días con cielo plomizo me atenazan?, ¿Todos los días con cielo luminoso me ilusionan?, ¿Me inspiran y seducen los días otoñales?, ¿Me aletargan los días primaverales o estivales?

De pronto me vi como el mar, sometido a los vaivenes de las mareas: a veces alta, a veces baja, y desde luego no creo que, en el caso de las personas, se deba a las fuerzas gravitacionales que ejercen la luna y el sol, sino a flujos y reflujos puramente emocionales que conducen a considerar un día dichoso o desdichado “por yo que sé qué razones”.

Lo cierto es que los días dichosos parecen más breves, que se te escurren entre los dedos, como si pretendieses coger el agua de la pleamar cuando el mar inicia su bajamar. ¡Los días dichosos pasan!, y es lo peor de esos días, sabes que sucederá pero odias que así sea. Sin embargo, los días desdichados nos parecen interminables, días de reloj perezoso en los que sus manillas parecen negarse a avanzar conforme al ritmo convenido, no obstante, a pesar de todo también pasan. La diferencia entre unos y otros días es qué, mientras los días dichosos nos dejan la sensación del deseo de volver a experimentarlos, los desdichados nos invaden con el temor de su nueva presencia.

Si dejamos que la vida nos maneje, estaremos permanentemente sometidos a cambios tan bruscos, como el de pagar el peaje de días sin luz, para disfrutar de aquellos en los que la alegría nos ilumina. Todo apunta a que no es posible erradicar de nuestras vidas días desdichados, solo nos queda la posibilidad de vacunarnos emocionalmente; una vacuna que no nos proporcionará la inmunidad, pero que aliviará los síntomas de desgana vital, propio de esos días desafortunados.

Los días dichosos, otros algo menos dichosos y los días desdichados, pasan. Sin solución de continuidad los días no se quedan con nosotros y cada día deja paso al siguiente, por ello es recomendable recordar que después de un día desdichado acabará llegando un día dichoso, luminoso, mágico y lleno de esperanza.

Mi receta: Fortaleza y templanza para afrontar los días desdichados y sano egoísmo para disfrutar de los días dichosos.

viernes, 27 de enero de 2012

ENTRE PADRES E HIJOS

No hace mucho, no recuerdo si escuché o leí una sentencia, de tampoco sé quién, pero me desagradó profundamente, decía: “La primera parte de nuestra vida nos la destrozan nuestros padres, la otra parte nos la destrozan nuestros hijos”. Entre los significados de destrozar podemos encontrarnos con términos como: Despedazar, destruir, aniquilar, causar gran quebranto moral, etc. Al final la frase me sonó a arma de destrucción masiva, lo que provocó en mí un rechazo total, aunque me empujó a algunas reflexiones.

Recordé como de niño llegué a pensar que ser hijo era el papel más ingrato de los que hay que desempeñar en esta vida, siempre sometido a las injustas y caprichosas órdenes de mis padres: ¡lávate las manos!, ¡no te subas ahí!, ¡no juegues con eso!  Unas veces obedecía y otras no, pero en uno y en otro caso sin dejar de refunfuñar; y cuando quería algo, a mis ¡necesito!, ¡quiero!, ¡deseo!, siempre obtenía las mismas respuestas: ¡no!, ¡espera!, ¡no se puede! A medida que los años me acercaban a la adolescencia mis sensaciones se aproximaban a sentimientos de injusticia. Uf ¿Cómo podían hacerme eso mis padres?

Con los años se fueron apaciguando mis frustraciones y aunque confieso que algunas negativas me dejaron un sabor amargo, me ayudaron a entender que no todo lo que estaba a mi alrededor podía estar a mi alcance, a mis propios padres les sucedía lo mismo, pero eso tardé algunos años más en comprenderlo y que a veces un “no”, aunque fuese necesario, podía resultar para ellos tan incómodo o doloroso, cómo para mí desesperante. Hoy puedo afirmar que ser hijo es la etapa más apacible y confortable en la existencia de una persona, la pena es tardar tanto en ser conscientes de esa realidad.

Lo cierto es que nadie estudia para ser padre, pero salvo raras y censurables excepciones, cuando llega ese momento, las personas se esfuerzan por hacer lo mejor para sus hijos, por ello, ahora que el curso de la vida me ha privado de la condición de hijo, espero haber sido capaz de ayudar, comprender, honrar y querer a mis padres como agradecimiento a sus permanentes esfuerzos.

En la actualidad soy padre de tres hijos que ya hace tiempo que superaron la adolescencia y en su desarrollo he procurado emular la conducta de mis padres quienes de una u otra manera consiguieron hacerme entender que la mayoría de las cosas se consiguen con esfuerzo, dedicación, paciencia y constancia en la “lucha” diaria. No solo no han destrozado mi otra parte de la vida, sino que día tras día logran que me sienta una persona plena y orgullosa de sus hijos.

Afortunadamente nadie es perfecto, por lo que siempre en cualquier relación entre padres e hijos, aparecen tensiones y momentos de desencuentro, al fin y al cabo todos actuamos desde nuestras creencias dejando aflorar nuestras costumbres y no existen dos personas, por próximas que sean, que presenten mapas mentales coincidentes. En situaciones así son el respeto y la tolerancia los valores que más nos pueden ayudar, y las tensiones y momentos de desencuentro lo que nos ha de permitir crecer como personas.

(Con todo mi amor a quienes fueron mis padres y a quienes son mis hijos).

martes, 24 de enero de 2012

LA DUDA ¿NOCIVA O SALUDABLE?, TU DECIDES

Uno puede creer literalmente lo que lee en los periódicos, oye en la radio o ve en la televisión; esto proporciona una cierta quietud, nos sitúa dentro del pensamiento colectivo, nos presenta como alineados con la mayoría, nos proporciona un cierto y cómodo anonimato. Sin embargo hay una realidad paralela perteneciente a los gestores propietarios de esos medios de comunicación y sus intereses.

Este hábito de pensar (o no pensar) a través de otros puede resultar difícil de trascender, incluso puede generar un cierto e inconsciente bloqueo personal, al adoptar como creencias las que otros referentes, sean religiosos, sociales o políticos, nos presentan como “verdad”.

Particularmente siento escalofríos cuando leo un párrafo de la obra de Zbigniew Brzezinski, politólogo estadounidense nacido en Polonia y Consejero de Seguridad Nacional del presidente Jimmy Carter: “La era tecnotrónica va diseñando paulatinamente una sociedad cada vez más controlada. Esa sociedad será dominada por una élite de personas libres de valores tradicionales, que no dudará en alcanzar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo, y controlarán y vigilarán con todo detalle a la sociedad, hasta el punto de que llegará a ser posible establecer una vigilancia casi permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta”.

¿Futurista? A mí me suena a la versión galáctica del “panem et circenses” de la Antigua Roma, el “pan y circo” aplicado reiteradamente en posteriores civilizaciones. Y es que en el fondo, de manera inconsciente, nos atenaza el miedo a abandonar el grupo, de poder llegar a ser etiquetados de persona incómoda, incluso paranoica, por abrazar y proponer otras ideas. Creo que el camino de la libertad se inicia con la ruptura de ese miedo, traspasar el muro que han ido construyendo a lo largo de nuestra vida, durante la que se nos ha enseñado que “debemos” pensar, pero no “como” pensar.

Desde el Coaching he podido apreciar como la mayoría de las personas prefieren aceptar las consecuencias de sus creencias en vez de enfrentarse al hecho de que lo que creen puede no ser la verdad. Para avanzar, para ser libre, es imprescindible comenzar a cuestionarse las creencias “propias”. Sólo se pueden descubrir nuevos horizontes desde puntos de vista distintos.

Si observas detenidamente tus creencias, desde el cuestionamiento, podrás llegar a la conclusión de que eres como un espejo que devuelve lo que vienes considerando “tu verdad” y que en realidad es una proyección de las creencias de otros. Es decisión tuya aceptar la dificultad de ser tu mismo o la ilusoria comodidad de ser un reflejo; pero hasta un espejo precisa de cierta limpieza periódica sino quiere perder, de manera progresiva, su aparente nitidez inicial.

No podemos errar y considerar la duda como una descalificación de aquello que cuestionamos, hemos de considerarla simplemente como la suspensión voluntaria y transitoria del juicio para dar espacio y tiempo al espíritu, a fin de que coordine todas sus ideas y todos sus conocimientos, ante un hecho, un juicio o una decisión.

Sin duda la descalificación y mala fama de la duda viene motivada por su extendida identificación con la indecisión, pero la duda es solo un paréntesis, incluso puede llegar a ser resuelta casi de forma instantánea, la duda hay que entenderla más como una conducta, un mecanismo que nos lleva a reflexionar sobre la pretendida realidad de todo lo que nos rodea.

¡Despierta del sueño de que todas tus creencias son tuyas! Dinero, éxito, felicidad, da igual de que se trate, un gran número de ellas no pasan de meros condicionamientos de tu educación o entorno. ¡No promulgo la desconfianza pero recomiendo mantener viva la duda!

sábado, 21 de enero de 2012

PRÓXIMA PARADA "UN NUEVO PASADO"

A lo largo de los años que hemos vivido, una y otra vez, nos hemos encontrado ante la necesidad de elegir un camino u otro, definir lo que considerábamos nuestra ruta preferible y son esas decisiones adoptadas las que nos han hecho llegar a donde nos encontramos hoy. Las experiencias acumuladas en ese recorrido han supuesto un aprendizaje causa de nuestro crecimiento, sin embargo, también hemos tropezado con experiencias limitantes que incluso en ocasiones han podido bloquearnos. El pasado ya ha pasado pero es la base de nuestro presente.

Si una situación pasada me incomoda, me hace sentir mal e incluso temo que pudiese repetirse si se presenta una situación similar, me gustaría poder cambiarla, lo que me lleva directamente a la pregunta: ¿Podemos cambiar nuestro pasado? Es evidente que no tengo la facultad de modificar nada de lo que antes he hecho ni nada de lo que antes he dicho, la pregunta entonces debería ser algo así como: ¿Puedo hacer algo para convertir una situación no deseada de mi pasado en una situación más llevadera o favorable? En este caso puedo obtener una respuesta positiva, desde luego no puedo modificar la situación en sí misma, pero si puedo trabajar sobre mis percepciones, sobre mis experiencias, como he citado en alguna otra ocasión, “experiencia no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa”.

Soy consciente de que trabajar sobre percepciones y experiencias pasadas no es fácil, es más yo diría que es difícil; disponer de una herramienta de ayuda sería excepcional, aunque vaya por delante que no creo en los milagros, por eso solo se me ocurre la utilización de un método que hace algún tiempo alguien me dio a conocer. El hecho de que consista en un método ordenado y secuencial ya es una ayuda y es que método significa orden y  congruencia, esto es que se siga un determinado orden de las actividades y sean congruentes entre sí para lograr el objetivo buscado.

Veamos cómo podemos ayudarnos a reorientar nuestro presente:

En primer lugar escribir, tal como la recuerdas, aquella experiencia limitante o a la que asocias algún tipo de bloqueo.

Reflexionar sobre lo escrito, dedicándole especial atención a aquello que te provoca cierta inquietud, desasosiego o cualquier otra sensación incómoda.

Utilizar un marcador fluorescente para subrayar las frases o palabras que te resulten fastidiosas.

Reescribe esas frases sin modificar la historia que sucedió, solo aquello que depende única y exclusivamente de ti como: tu estado de ánimo al empezar el día, el tono o modo en que te expresaste, como reacciónate ante una crítica, etc.

Leer de nuevo el texto modificado, prestando gran interés a los nuevos sentimientos que dichos cambios te provocan.

Sí es preciso escribe una y otra vez la historia, hasta que desaparezcan aspectos incómodos, molestos o bloqueantes, hasta lograr aquella que puedas leer con aceptable comodidad.

Cuando des por buena la nueva historia deberás leerla repetidamente, cuantas veces sea necesario para notar los beneficios emocionales que te proporciona, si lo logras habrás modificado tu experiencia, pasando de incómoda o molesta a satisfactoria o tolerable.

Estos son los pasos del método, pero para garantizar su eficiencia deberás cerciorarte de que la nueva imagen, la que has creado, ha sido fijada en tu inconsciente, que está verdaderamente interiorizada, si es preciso durante una o dos semanas más léela por la mañana y por la noche, sin olvidar que no es suficiente repetir su lectura, has de experimentar internamente las nuevas emociones que te genera.

jueves, 19 de enero de 2012

¿EXALTADO O AGRESIVO?

¿Eres una persona exaltada o agresiva? Exaltarse provoca un arrebato de pasión que nos lleva a perder la moderación y la calma, pero cuando a esa pérdida de moderación o calma se suma la tendencia a actuar o responder violentamente, hemos dejado la exaltación para posicionarnos en el ámbito de la agresividad.

Agresividad es cualquier acción o reacción que implique provocación o ataque. No importa su grado o intensidad y no es privativa de actos físicos, la agresividad puede ser verbal como es el caso de los insultos e incluso no verbal a través de gestos y ademanes.

Además de poder provocar daño físico en las víctimas, la agresividad puede ser utilizada para coaccionar e influir en el comportamiento de otras personas. Una de las formas más usuales de manejar la ansiedad propia es por medio del poder, un poder que llega a pretenderse a  través del miedo que la agresividad genera en los demás. Pretende instaurar una relación poder/sumisión.

Una persona agresiva intenta imponer su punto de vista, sus derechos o la satisfacción de sus necesidades, empleando estrategias que suelen generar miedo, culpa o vergüenza.
Pero la agresividad, al igual que la ansiedad son reacciones que aparecen ante estímulos y situaciones que nos afectan y es un comportamiento normal y necesario para la supervivencia. Funcionalmente la agresividad se manifiesta como una reacción ante aquello que causa ira o tristeza y se considera más sano reaccionar con ira que con miedo; el miedo paraliza y puede llevar a la inacción, mientras que la ira busca la supervivencia mediante la acción.
Lo importante es saber cómo manejarla y regularla. Cuando una persona no tiene la capacidad de controlar sus impulsos y permite que sus reacciones agresivas afloren de manera indiscriminada tiene efectos negativos. En estos casos, se torna en un estado emocional consistente en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto.
Por eso, la agresividad adquiere su máxima toxicidad para la persona, cuando es ejercida desde el convencimiento de ser una estrategia lícita para prevalecer sobre otras ideas, cosas o personas y lo hace sin importar el agravio que infringe.
La agresividad se expande, se contagia y destruye, la agresividad no es la solución a nada; por ello, y dado que aun no se ha inventado la calmatinina 600, si alguna vez percibes en ti algún brote de agresividad recuerda que principalmente haces daño a quienes te rodean y te quieren.

lunes, 16 de enero de 2012

MIS QUIMERAS. "El enigma de las 5 cartas"

Pasear por los pasillos de una feria de antigüedades se convierte en un auténtico placer para todos aquellos que amamos los objetos antiguos. Piezas con al menos un siglo de existencia. Y ante precios que superaban las cuatro cifras, me propuse, con un exiguo presupuesto de 100 euros, no irme de allí con las manos vacías.

Recuerdo con satisfacción como disfruté unas horas entre piezas de bella factura y, en la mayoría de las ocasiones, inalcanzables para mí. Ante las elevadas pretensiones económicas de los oferentes, decidí disfrutar del paseo regalándome los sentidos con el inconfundible aroma de las maderas nobles, el cuero trabajado y las ceras protectoras y embellecedoras de los diferentes objetos. Por fin tropecé con un stand que parecía hecho a mi medida, allí había azulejos del s. XII por 50 €, llaves del s. XVII por 90 € y un sinfín de objetos más que encajaban en mi presupuesto, finalmente reparé en un pequeño cofre que, sin parecerme la mejor pieza del stand, captó mi atención al comprobar que poseía un reducido doble fondo en el que parecían alojarse algunas cartas, el cofre presentaba un aspecto espléndido, como de haber pertenecido a una persona muy cuidadosa o que sentía un especial cariño por dicha pieza, decidido a no desperdiciar la ocasión, aboné con rapidez los 75 € en que estaba tasado.

Al llegar a casa y abrir el doble fondo comprobé que se trataba de tres cartas que acababan en una declaración de amor, firmadas por alguien llamado Andrés, dirigidas a alguien llamada Carmina, quién mediante dos cartas respondía para declinar la oferta de amor de Andrés.

Esto era todo lo que había en el cofre y confieso, desde la decepción, que esperaba algo más, no era sino una historia corriente como las que supongo que suceden cada día, un desencuentro amoroso; decidí prepararme algo de cena y escuchar un poco de jazz, sin embargo, algo vino a mi mente: Sí el cofre era de él deberían estar las cartas de Carmina y si el cofre le perteneció a ella deberían estar las cartas de Andrés, ¿Cómo es que estaban las cinco cartas juntas? Tal vez la declaración poco apasionada de Andrés y la confesión de Carmina de no tener esos mismos sentimientos, en lugar de terminar en un previsible desencuentro amoroso, acabó siendo todo lo contrario.

Mi curiosidad me llevó hasta la tienda de antigüedades que en la feria me había vendido el cofre y, no sin esfuerzos, con insistencia y algún estímulo comercial tras adquirir un par de pequeñas piezas, conseguí los datos de quien lo había vendido al anticuario. Cuando llegué al domicilio que en la tienda me habían indicado me recibió una mujer, además de muy bonita me pareció lo suficientemente joven como para que pudiera ser la hija, al preguntar por él me invitó a pasar y elevando la voz hacia el interior de la vivienda reclamó la atención de alguien, ¡Andrés aquí hay un señor que pregunta por ti!

Me extrañó la forma de llamar a su padre ya que no es frecuente hacerlo por su nombre, por eso pensé que debía estar equivocado, no tardó mucho en aparecer en la estancia un hombre, su edad parecía similar a la de la mujer que me recibió y se me presentó como Andrés Hinojosa, le comenté que buscaba a un hombre que entendía debería tener una edad similar a la mía, por lo que dudaba que él fuese el Andrés Hinojosa que yo buscaba, tras una leve sonrisa me dijo que se trataría de su padre pero que había fallecido hacía unos meses, no obstante me preguntó si era amigo suyo y se ofreció a ayudarme si podía.

Le enseñé el cofre y le expliqué lo que para mí era el enigma de las cinco cartas juntas, enseñándole el contenido de las mismas, la leve sonrisa anterior se transformó en una risa abierta y llamó a la mujer que me recibió presentándola como su esposa, se habían casado hacía menos de un año y ella se llamaba Carmina como su madre, ambos me confesaron que reconocían el cofre, pero siempre habían visto a sus respectivos padres como grandes amigos, desconocían el episodio de un desencuentro amoroso, sin embargo, el mantenimiento de su amistad les había permitido a ellos conocerse.

Tal pirueta del azar me conmovió por lo que les ofrecí el cofre y las cinco cartas como regalo de boda, su brillante mirada de agradecimiento hizo innecesarias más palabras. 

viernes, 13 de enero de 2012

UN CAMINO HACIA TU POTENCIAL

Soy consciente de que es frecuente encontrar el uso de “potencial” y “capacidad” como elementos sinónimos cuando nos referimos a lo que pueden llegar a hacer o lograr las personas, no en vano ambos términos reflejan la posibilidad de realizar cosas nuevas, cosas diferentes, pero fundamentalmente bien hechas, incluso de forma sobresaliente. Sin embargo, desde mi punto de vista existe una sutil pero fundamental diferencia entre nuestra capacidad y nuestro potencial.

En mi opinión, el potencial apunta hacia lo que se puede ser y la capacidad muestra lo que se es, el potencial se proyecta hacia el futuro mientras que la capacidad retrata nuestro presente, es decir, el potencial apunta hacia lo que podría llegar a hacer y la capacidad viene definida por lo puedo hacer hoy, en este mismo momento.

Tal vez un ejemplo nos puede ayudar a verlo con más claridad: Supongamos que yo poseo un gran potencial para ayudar a muchas personas, no obstante, solo tendré la capacidad de ayudar a aquellos que lo quieran en este momento. Con mi potencial podría, con mi capacidad puedo.

Esto subraya la diferencia entre potencial y capacidad; el “podría” expresa una situación “condicional” que intrínsecamente presenta un determinado grado de incertidumbre sobre su posible y futura materialización, por el contrario, el “puedo” manifiesta realidad, algo que se produce en este mismo instante y por tanto no se encuentra condicionado por variables indeterminadas.

Si sobre estas premisas debiese realizar una sugerencia a alguien le diría que, al menos por ahora, se olvide de su potencial y ponga a trabajar sus capacidades, aquellas que tiene en estos momentos. Le diría ¡HAZ LO QUE PUEDES HACER AHORA MISMO! Aunque te parezca un pequeño paso sin duda te acercará a nuevas metas.

Desde luego yo estoy convencido que lo que más nos puede ayudar a lograr nuestro potencial futuro es utilizar nuestras capacidades actuales, simplemente soñar o anhelar capacidades pretendidas y futuras, que hoy no disponemos, no nos proporcionarán progreso alguno.

martes, 10 de enero de 2012

CREATIVIDAD CON ILUSIÓN E IMAGINACIÓN

Creo que ha llegado el momento de desmitificar la creatividad como la actividad propia del “iluso” resultando este ser alguien engañado o seducido por lo irreal, y es que un iluso también es una persona propensa a ilusionarse y soñar. Al fin y al cabo crear proviene del latín “creare”, es decir, crear algo de la nada. La creatividad bien gestionada convertirá a la ilusión y la imaginación en elementos potenciadores del crecimiento personal.
Todos nosotros llevamos en nuestra mochila una ración de capacidad creativa que nos permite diseñar nuevos planteamientos, nuevas secuencias para transformar, al menos ante nosotros mismos, aquello que no nos proporciona la plenitud de espíritu que nos permita sentirnos satisfechos, sin esa parte creativa es difícil avanzar, pero para ello hay que sumar otras capacidades: la más importante, convertir el deseo en acción, trascender la imagen soñada hasta el compromiso de lograrla, traspasando los límites de la experiencia acumulada y a veces limitante.

La creatividad es una herramienta poderosa que nos dota de originalidad y audacia. Que expresa nuestros deseos, sentimientos, frustraciones y anhelos, que puede ser motor de nuestros progresos y nuestras zozobras y es que queramos o no, somos creadores de nuestra propia realidad, la imaginación, componente básico de nuestra creatividad, da forma a la percepción que tenemos de lo que nos rodea y del rol que jugamos en nuestro entorno.

Conectar correctamente con nuestra creatividad significa “crecer”, encontrar respuestas nuevas y con ello retos y fronteras hacia dónde dirigir nuestra expansión. La creatividad no es privativa del arte o la ciencia, forma parte de nuestra vida cotidiana; como pensamos, como actuamos o como queremos hacerlo. Frecuentemente la creatividad implica posicionarse con nuevos puntos de vista, modificando paradigmas (que venimos considerando ejemplares), huyendo de lo habitualmente obvio y qué erróneamente considerábamos el camino para obtener resultados novedosos y es que cómo dijo Thomas Alba Edison, aunque con otras palabras: Como queremos obtener resultados diferentes haciendo las mismas cosas.

La parte creativa a veces nos parece inalcanzable y renunciamos a ella incluso sin testarla; de nuevo Thomas Alba Edison nos sintetiza esta posibilidad mediante su enunciado: “Como no sabía que era imposible, lo hice”. Sí somos capaces de atender y aceptar nuestra parte creativa nos convertiremos en personas con mayor tolerancia, nos permitirá aceptar nuevas fronteras, nuevos riesgos, otros puntos de vista, nos hará más perseverantes ante los obstáculos que nos muestre el camino ejerciendo el control ante parámetros preestablecidos y que anteriormente no habíamos tenido el atrevimiento de cuestionar.

Nos puede gustar más o menos, pero una parte de nuestro camino la recorremos en función de lo que otros escogieron por nosotros, la creatividad nos proporciona una leve dosis de nuestro mundo infantil que nos devuelve originalidad e independencia intelectual, que posibilita un espacio abierto hacia la aventura, la audacia, lo nuevo, lo inacabable.

Yo para este año me he propuesto abrir mi baúl infantil y rebuscar entre mis recuerdos todas mis curiosidades e ilusiones, recuperar mi alegría más genuina y toda mi imaginación. Pretendo que la creatividad sea un elemento determinante en mi forma de vivir este año, bueno y si se tercia los venideros.

sábado, 7 de enero de 2012

EXCITANTE Y EXPANSIVO

Ya hemos tenido la oportunidad de saborear los primeros días de este nuevo año 2012, un año en el que su día número 60, conforme al calendario gregoriano, no será 1 de marzo sino 29 de febrero; esto solo sucede cada cuatro años y tiene su razón de ser en los llamados años bisiestos, instaurados para evitar que las fechas astronómica y cronológica dejen de coincidir y es que en realidad la duración de un año es de 365 días y 6 horas, pero estas no se contabilizan sino que se suman cada cuatro años dando lugar a un día adicional.

A estas alturas del año todos hemos sido receptores y emisores de un sinfín de felicitaciones de Navidad y de desear lo mejor para el año nuevo, pero yo no quiero que tengas una feliz año, yo te deseo un 2012 EXCITANTE y EXPANSIVO, en su logro también estará la felicidad pero no es lo único, la hallarás junto a muchas otras emociones, no obstante, requerirá de tu disposición para vivirlo desde el entusiasmo y la autenticidad.

Excitante al disfrutar de los estímulos propios de los sentimientos y la pasión por las cosas y expansivo al proyectarlo hacia el exterior, de forma efusiva para que llegue a los demás. Claro que vivir una año excitante y positivamente expansivo exige atrevimiento. Atreverte a soltar aquello que reconoces que ya no eres. Atreverte a abrazar lo que ha de impulsarte a nuevas metas u objetivos. Atreverte obliga a decidir y decidir es asumir un compromiso con la acción.

Una acción que exprese de forma rotunda quién quieres ser, actuar mostrando la fuerza de tu esencia, una esencia que ha de evidenciarse a través de tu entusiasmo, tu intuición y tu inspiración. Las primeras palabras que he escrito en mi agenda para este 2012 son: “Concentraré mis fuerzas en atreverme, en soltar, en abrazar, en decidir y en mostrar”.

Si sientes la tentación de vivir una vida más auténtica, excitante y fluida, de transformar tu realidad para vivir de esta manera, deberás romper con algunas cosas, por ejemplo con esa especie de hipnosis a la que nos someten nuestras creencias y reforzar, con toda sinceridad, la consciencia sobre como acometes tus retos y deseos.

Personalmente estoy convencido que te va a gustar, más que eso, estoy seguro que vas a encontrar un enorme valor en tu propia aventura de expansión y transformación en este 2012, por ello, este año…

¡ATREVETÉ, SUELTA, ABRAZA, DECIDE QUIÉN QUIERES SER Y EXPRESA ESE NUEVO SER EN ACCIÓN!

miércoles, 4 de enero de 2012

LA "EXCELENCIA" COMO FORMA DE VIDA

¿Da usted su permiso, excelencia? Es evidente que en este caso y otros similares el término “Excelencia” expresa el “tratamiento de respeto y cortesía que se da a algunas personas por su dignidad o empleo”, pero también puede definir “una forma de vida” y es a esta dimensión a la que quiero referirme.

La “Excelencia” como forma de vida está diseñada desde unos valores entre los que sin duda estarán: La autenticidad, la indulgencia, la humildad, la mejora personal y la predisposición al bien común.

Desde luego, al menos para la especie humana, la perfección no existe, pero la mejora continua, la “Excelencia”, entra dentro de nuestras posibilidades, aunque no es menos cierto que requiere de una actitud permanente, con voluntad de servicio hacia los que nos rodean, dando lo mejor de nosotros, siendo útiles para otros, y es que solo por la vía de la autenticidad y el esfuerzo se llega a los demás.

Si eliges la “Excelencia” como tú “centro vital”, su correcta utilización contribuirá a mejorar tu calidad de vida, pero se requiere de decisión y voluntad, y sobre todo un espíritu autocrítico que te permita admitir aquello que de ti crees que sería conveniente cambiar. Tu capacidad para reinventarte, para promover determinados cambios en tu conducta, posibilitará tu acercamiento hacia los demás y su aceptación.

Cuando algo desde dentro nos pide un cambio es porque alguna parte de nosotros siente un vacío que nos genera insatisfacción, una emoción que desencadena frustración y que solo tiene como antídoto la fortaleza y la voluntad para la transformación, para modificar o sustituir hábitos que nos haga presentarnos, ante nosotros y ante los demás, de forma diferente. Lo único que no cambia en la vida es el cambio, este es permanente, pero hemos de tratar de gestionarlo desde nuestra voluntad.

Ser una persona excelente es un privilegio pues significa encontrarse en desarrollo permanente, saber construirse como ser humano de manera sólida y ser capaz de ayudar a construirse a otros; ayudar sin agobiar, acompañar sin corregir y motivar a quienes te rodean mediante las bondades del camino de la “Excelencia”.

La “Excelencia” como actitud mental se refiere a la voluntad de ser cada vez mejor, de desarrollar el potencial propio sin buscar excusas o argumentos de por qué algo no se puede hacer. Los que nunca han reflexionado sobre todo esto llegan a considerar como seres superiores a aquellos que son sencillamente excelentes. La realidad es que no son seres superiores, lo que si son es personas con una autoestima elevada, lo que les presenta como muy seguras de sí mismas y con grandes capacidades para afrontar “el ser y no el debe ser”.

Pretender algo más de lo que somos o de lo que tenemos, sin caer en la codicia, intentando mejorar cada día, es un síntoma claro de predisposición a la “Excelencia”. Alguien dijo que “todo es posible si te decides a hacerlo y que cada cual tiene lo que se merece”. Por ello, si algo de tu mundo actual no te gusta, busca el cambio preciso, si tú cambias tu mundo empezará a cambiar.

domingo, 1 de enero de 2012

¿QUIÉN CERCENA TU DERECHO A OLVIDAR?

Es muy probable que alguna vez te hayas preguntado: ¿Qué es la memoria?, ¿Qué son los recuerdos?, ¿Cómo retienes y recuperas recuerdos?, ¿Qué es el olvido? ¿Por qué olvidas aspectos de tu vida?, ¿Que te lleva a olvidarlos?, desde luego no seré yo quién te facilite las respuestas, carezco de los conocimientos necesarios para hacerlo; puedo hacer lo que hago en otras ocasiones, puedo elucubrar sobre ello, es decir, construir una divagación más o menos complicada y con apariencia de profundidad.

La definición de memoria nos dice que se trata de una facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. Sí por otro lado convenimos que experiencia es el conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas, las recuerde o no, nada me impide inferir que la memoria es la parte que me posibilita moldear mi personalidad al constituir la parte consciente de mi experiencia, es decir, los recuerdos.

Pero cualquier sistema inteligente, sea natural o artificial, es decir, la mente o el disco duro de un ordenador, necesita olvidar, llega un momento que la información nueva, que se acumula constantemente, resulta demasiado amplia. Por eso y para hacer espacio para la información nueva o que se considera más importante, es preciso olvidar (delete) la menos importante o no utilizada en mucho tiempo, por ejemplo: nadie olvida la tabla de multiplicar del 2, consciente o inconscientemente la necesitamos y usamos constantemente, sin embargo, ¿Cuántos recuerdan como se resuelve una raíz cuadrada?, ¿Lo has utilizado alguna vez después de aprender como se hacía?

Jorge Luis Borges dijo: “Es una posesión, porque el olvido es una de las formas de la memoria, su vago sótano, la otra cara secreta de la moneda”.

El olvido a veces es autoprotección, un proverbio colombiano dice que “lo traumático no es el hecho sino el recuerdo”. De un acontecimiento traumático ¿qué queda? Por un lado un recuerdo que con el tiempo se va deformando, por otro lado la herida, de la herida ¿qué queda? La cicatriz, pero la cicatriz ¿qué es, la memoria o el olvido de la herida?

Visto esto, parece claro que el olvido es una respuesta involuntaria y condicionada por determinadas necesidades, pero no es menos cierto que también tiene su dimensión voluntaria, ¿Quién no ha pretendido y a veces logrado borrar de su mente aquellos recuerdos que le causan dolor o incomodidad del pasado? Es un deseo humano transitar por los recuerdos incómodos o dolorosos lo más rápido posible. Creo que es importante asumir que todo lo que se recuerda u olvida tiene que ver con lo que en el presente consideramos más interesante para nuestro equilibrio o tranquilidad.

Sin embargo, todo este sistema psíquico-emocional es roto cada año por la mayoría de las cadenas de televisión, las que en una especie de acuerdo tácito y durante la última semana del año nos martillean con lo que llaman más relevante o importante del año, no importa que tu hayas decidido utilizar tu capacidad de olvido, voluntario o involuntario, ellas te lo van a recordar y además con la moda de la llamada “redifusión” que no es otra cosa que repetir dos o más veces el mismo programa, lo que de una u otra manera cercena tu derecho al olvido.