RICOBLOG

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jueves, 28 de julio de 2011

¡CERRADO POR VACACIONES!

¡Ya está a punto de doblar la esquina Agosto!, el mes de vacaciones por excelencia de la gran mayoría de los españoles. Es verdad que algunos hacen o toman sus vacaciones en otros momentos del año, pero no hay color. Las playas se abarrotan en agosto, las zonas turísticas se llenan de gente y es que en agosto hasta la Casa Real y el Congreso de los Diputados hacen vacaciones, aunque confieso que siempre había pensado que las vacaciones eran la justa recompensa a los que durante el resto del año habían trabajado.

¡Llega agosto!, ese mes en el que un elevado número de españoles aprovecha para “recargar las pilas” y hacer esas escapaditas que durante el resto del año no pueden hacer, para volver con las fuerzas renovadas.

Dentro de ese mundo laboral que no es otra cosa que un acto de trueque “trabajo por dinero”, nos encontramos con las llamadas “vacaciones pagadas” y no seré yo quien diga que es una falsedad pero desde luego me parece que, cuando menos, se trata de un eufemismo, porque si bien es cierto que te pagan sin ir ese mes a trabajar, son muchos y muchos los casos en los que la persona hace un esfuerzo adicional para dejar todo lo más “limpio” posible y nada más regresar se ve exigido a un nuevo esfuerzo adicional para poner todo “al día”.

Yo, como prejubilado, a la espera de la jubilación definitiva, dispongo de doce meses libres al año para poder hacer vacaciones, por lo que desde luego en agosto me quedaré en “mi casita”. Siempre he pensado que agosto es el mes que más caro te cuesta que te maltraten, y es que no es temporada alta es “altísima”, por lo que los precios experimentan un “natural” crecimiento; encontrar una mesa libre en un chiringuito es poco menos que un milagro y no digamos los centímetros cuadrados precisos para colocar tu toalla en la playa. Aunque comprendo que hay personas que no tienen otra opción y por supuesto respeto a quienes lo hacen por gusto.

Sin embargo, aunque yo no me vaya de vacaciones, RICOBLOG, en un acto de solidaridad con los mártires estivales, descansará durante el mes de agosto, pero siendo consciente de que esto puede ser una ausencia llorada (jajaja…), prometo el regreso en septiembre, eso sí, con las fuerzas renovadas y las “pilas cargadas” ¡QUÉ DISFRUTÉIS MUCHO!

martes, 26 de julio de 2011

"CÓCTEL - CARISMA"

Para la RAE “carisma” es una especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar. Para mí, “carisma” es un cóctel de imagen, actitud y habilidades sociales, a partes iguales y “mezclado, no agitado”, con un matiz, cuando digo imagen me refiero fundamentalmente a la imagen corporal como lenguaje y no al hecho de tener una cara bonita o un cuerpo perfecto.
Carisma es una especie de magnetismo que inspira confianza y buenos sentimientos. El carisma como la belleza, la suerte o la posición social puede abrir muchas puertas en la vida, pero a diferencia de éstas últimas cualidades, en el carisma de uno se puede trabajar ampliamente. Si lo deseas prueba estos siete pasos:


1. Relájate; si transmites estrés y ansiedad encontrarás rechazo, es preciso transmitir serenidad.

2. Proyecta seguridad; demuestra un lenguaje corporal positivo, mira siempre a los ojos y respeta a los demás como iguales a ti.

3. Sintoniza con tus emociones; esto resulta algo difícil en una sociedad que nos educa en su represión, hay que vencer el temor a mostrar los sentimientos.

4. Adecua tu lenguaje corporal a tu forma de hablar; una persona carismática no muestra incoherencia alguna entre lo que dice su lenguaje y su cuerpo.

5. Piensa antes de hablar; fuera muletillas y frases de relleno, si no tienes algo importante que decir permanece en silencio, Aristóteles dijo que: “el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”.

6. Habla con convicción; habla a un ritmo adecuado y con claridad, frases cortas y la entonación de tu voz ha de ir de acuerdo con el mensaje que deseas transmitir.

7. Trata a la gente en la forma en que desea ser tratada; tratar a los demás como a ti te gusta que te traten me parece una posición complaciente con uno mismo, que esconde o aborta el compromiso de esforzarse por conocer a los demás. Una persona carismática escucha activamente y hace que los demás se sientan importantes o especiales.

Los pasos anteriores pueden ayudarte con tu carisma siempre que no olvides que éste debe venir de tu interior, que debes reflejar lo que de verdad llevas dentro, de otra manera se percibirá como antinatural y fingido, por tanto deberás entrenar; si aun no tienes las habilidades precisas o no le dedicas el esfuerzo necesario para alcanzarlas provocarás el efecto contrario.

En la actualidad podemos encontrar un elevado número de consultoras que ofrecen capacitación para desarrollar ese magnetismo llamado carisma, también existen múltiples libros de autoayuda, algunos verdaderos best-sellers, que prometen convertir a personas cohibidas y solitarias en personas emprendedoras e irresistibles, pero desde mi óptica, generalmente la mayoría incurren en el mismo error, trabajan técnicas y habilidades hacia afuera, desde uno hacia los demás, pero olvidan trabajar hacia adentro, es decir, desde uno hacia uno mismo, cuando la verdadera fuerza del carisma ha de surgir desde dentro, en caso contrario el tiempo se encargará de poner de manifiesto lo artificioso de una conducta fingida.

El carisma está asociado a un estilo personal, pero el “estilo” es algo que requiere tiempo y esfuerzo, por ello, si se quiere lograr un sello personal y auténtico no hay que esperar que se dé de un día para otro. Es un cambio progresivo y sutil, no un disfraz. No solo es necesario optimizar las herramientas, lo importante es el deseo de lograrlo. Y no olvides nunca la sonrisa, en todo esto es fundamental. 

sábado, 23 de julio de 2011

EL AMOR Y EL PRÓJIMO

Los inventos y avances tecnológicos han permitido al hombre alcanzar el fondo de los océanos o posarse suavemente en la Luna pero no le han permitido ni ayudado a  superar el mayor de sus retos: “amar al prójimo como a sí mismo”.

Amar al prójimo como a sí mismo, quiere decir, que así como nosotros nos cuidamos, nos guardamos, nos protegemos o nos amamos, así es como hemos de considerar y amar a cualquier ser humano, con independencia de su condición. Pero estamos convirtiendo el mundo en un lugar inhóspito, en el que sobresale el dinero como único fin, sin importar nada más.

El mundo actual está tan acostumbrado a desentenderse del prójimo que ya nadie es consciente de ello, hay innumerables acciones simples que ya no se ven como maldades, se contemplan con indiferencia y se dice “es lo normal”, pero no, desde luego puede ser “común” pero no “normal”, lo normal sería que todos nos amáramos y que nadie hiciese mal al prójimo, pero esta sociedad se ha deshumanizado y el trato suele ser cruel e intolerante, incluso con el medio ambiente en el que hemos de vivir. Es decir, se está perdiendo el sentido de la evolución.

Sabemos muy bien lo que es amarnos a nosotros mismos, aunque no siempre nos amemos bien, pero eso sería motivo de hablar del “amor propio” y hoy no es ese mi objetivo, sino tratar de forma cabal los conceptos amor y prójimo, sobre los que creo giran ciertas inexactitudes ya que de entenderlos correctamente, sin duda, el mundo sería distinto.

El amor se confunde con atracción, emoción, seducción, enamoramiento, celos, excitación, sexualidad, etc., conceptos quizás hermanos pero que no son el amor. El amor es una disposición de la persona que nace de la inclinación por ayudar y asistir a los demás, sin esperar nada a cambio; es una disposición interna de desprenderse de algo propio a favor de otros; es una vocación por hacer favores a cualquiera y servirles con entusiasmo.

El que ama, compadece, disculpa, apoya, condesciende, perdona y olvida; en cambio el que no ama, vive enfadado, resentido, triste y amargado. Personalmente estoy convencido que se siente una tremenda alegría y felicidad interior cuando percibimos que podemos hacer felices a quienes nos rodean, el amor engrandece el patrimonio espiritual de las personas y es que si compartir penas es dividir el sufrimiento pero compartir la felicidad es duplicarla, el amor y la felicidad que proporciona enriquecen a las personas.

Pero, ¿Quién es mi prójimo?, pues es muy sencillo, “cada una de las personas que componen el resto de la humanidad”, “mi prójimo” no solo son aquellos a los que conozco, aquellos con los que me llevo bien, aquellos que comparten mis ideas, en la categoría de “mi prójimo” también entran aquellos con los que no me hablo, aquellos con los que discuto, aquellos a los que no comprendo e incluso aquellos que no conozco y que no conoceré nunca.

No me importa confesar que soy de aquellos que creen, que los países desarrollados tienen todo el derecho de hacer riqueza y de sentirse grandes, si quieren poderosos; pero los países pobres también tienen derecho de convivir con ellos en paz, con dignidad y sobre todo, participar de esa riqueza, pues a fin de cuentas, la riqueza del mundo es de todos, aunque me digan lo contrario.

martes, 19 de julio de 2011

MIS QUIMERAS. "Desesperación bajo cero"

Detuve mi 4x4, de doble tracción, sobre el hielo, me erguí en el asiento y escudriñé lo que había frente a mí: una delgada capa de aguanieve cubría la superficie congelada del lago. No era raro encontrar aguanieve en esas fechas, pero me pareció arriesgado seguir y decidí volver a terreno firme, unos veinte metros atrás.
De pronto sentí una sacudida ¡El hielo! Uno no lo nota hasta que se encuentra encima de él. El 4x4 se inclinó hacia adelante y un instante después el hielo cedió bajo su peso, el 4x4 resbaló hacia el fondo agitando el agua y succionándome con él, automáticamente inicié un pataleo y sacudida de brazos tratando de salir a flote, pero era imposible, la fuerza que me arrastraba hacia el fondo era más fuerte que mi instinto de supervivencia.
En esos momentos, una mezcla de rara calma y extenuación me hicieron abandonar mi baldío esfuerzo, con cierta desesperación advertí que mi inmersión continuaba y así fue durante unos tres metros aproximadamente hasta que noté pisar fondo, aprovechando esa situación y que el agua había recuperado una gran parte de su calma, me impulsé con fuerza hacia la superficie, logrando aferrarme al borde del hielo, con medio cuerpo aun dentro del agua; era consciente de que debía hacer algo rápidamente o se iniciaría un proceso de congelación en mis piernas.
Tras un esfuerzo más, que a mí mismo consiguió sorprenderme, logré encaramarme al borde, sacando todo mi cuerpo del agua; mi siguiente temor fue que el hielo volviera a romperse si trataba de caminar hasta tierra firme; me coloqué boca abajo y empecé a reptar lentamente hacia la orilla del lago, aquellos minutos me parecieron interminables, pero al final alcancé mi objetivo.
Razonablemente recuperado del inconcebible y titánico esfuerzo que acababa de realizar y consciente de que ni mucho menos todo había terminado, decidí que mi mejor opción sería la de caminar hacia el este, en dirección opuesta a la que había tomado para llegar allí, remontar un cerro y bajar a la ensenada, donde pensé que podría encontrar ayuda, calculaba que podría hacerlo en algo menos de una hora y antes de que el frío empezase a hacer estragos en mi físico y en mi ánimo.
Tras alcanzar la cima del cerro, pude comprobar, para mi desconsuelo, que mi anhelada ensenada era simplemente una franja desierta cubierta de hielo y nieve lo que me llevó a variar mi decisión y volver atrás, conocía la existencia de un refugio que alguna vez había utilizado, la pega es que se hallaba a varios kilómetros de distancia, pero confiaba en poder lograrlo.
Decidí caminar en línea recta por una serie de cañadas poco profundas, pensando que subir y bajar un terreno algo accidentado me ayudaría a conservar el calor, pero poco a poco noté como me iba sintiendo agotado y entumecido, mi ropa estaba cada vez más rígida a causa de la humedad y el frío, fue en esos momentos cuando empecé a temer por una posible hipotermia.
Buscaba desesperadamente donde refugiarme, pero aquel inhóspito paraje no parecía ofrecer abrigo alguno, así que debía concentrarme en seguir mi camino entre los riscos y cúmulos de nieve mientras sentía como el frío continuaba debilitando mis fuerzas, cada vez más escasas; con el pelo apelmazado y mi ropa cada vez más mojada me sentí exhausto e incapaz de moverme, solo notaba, mientras mis párpados se cerraban, como mi cuerpo se resistía a la inmovilidad y se arrastraba lenta y pesadamente por un lecho de nieve que ahora me abrasaba.
De pronto tuve la sensación de que todo había terminado y por fin me encontraba en paz, mientras oía una suave y melodiosa musiquilla celestial, rodeado de potentes y brillantes luces que solo me permitían intuir unos contornos alrededor mío que hablaban sobre algo: ¡Parece mentira que lo haya logrado! ¡Si ustedes no llegan a encontrarle a tiempo y lo traen hasta el hospital en su trineo, no lo hubiese logrado!
En fin, si antes de esta experiencia alguien me hubiese preguntado que opino de la “soledad” hubiese respondido que se trata de una emoción poco deseable, si me preguntan hoy diría que es una situación que puede llegar a ser peligrosa y es que tan solo la soledad y la soberbia te niegan la posibilidad de recibir ayuda.

sábado, 16 de julio de 2011

OPTIMISMO. ¿Medio lleno o medio vacío?

Según la RAE, “optimismo” es la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable. Según Antonio Mingote: “Un pesimista es un optimista bien informado” y de forma similar Les Luthiers dicen: “Un pesimista es un optimista con experiencia”, pero yo prefiero a Benjamín Franklin cuando dice: “Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”.

Desde cualquiera de las definiciones se me antojan dos cuestiones principales en torno al optimismo: ¿El optimismo es un camino certero hacia la felicidad? ¿El optimismo es una condición innata o es una conducta que puede ser aprendida?
Con relación a la primera cuestión podríamos decir que mientras el pesimista se siente impotente ante la adversidad, el optimista considera los reveses de la vida como temporales y reversibles; esta diferencia es favorable al optimista que le permite ser más feliz al mirar al mundo con mejores ojos, una diferencia que tiene influencias positivas en cuestiones de salud y propicia que personas optimistas tengan más éxito en su trabajo, estudios o cualquier otra actividad, que las personas pesimistas.
Admito que optimismo no es sinónimo de éxito, algunas veces por mucho empeño, esfuerzo y sacrificio que pongamos no obtenemos los resultados deseados, pero el optimismo es el que nos proporciona la actitud permanente de “recomenzar”. El optimismo nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, detectando lo positivo de las circunstancias y las personas, confiando en nuestras capacidades y como no, en las ayudas que podemos solicitar; todo ello no es sino un interesante equipaje para el camino hacia el éxito.
Para mayor claridad de cómo el optimismo puede ayudar en el camino hacia la felicidad, yo lo propondría como un antónimo por delante de términos como desgracia o infelicidad. ¡Seamos felices cuando las condiciones lo permiten, y cuando no, optimistas de poder volver a serlo!
En cuanto a la segunda cuestión solo estarán de acuerdo conmigo quienes crean en la capacidad de cambio de las personas. La investigadora estadounidense Carol Dweck, autora del libro “Mindset”, considera que el optimismo puede aprenderse y que está al alcance de todos con solo adoptar lo que ella define como “mentalidad del cambio”: tener conciencia de que somos personas cambiantes, que crecemos cada vez que nos arriesgamos a aprender algo nuevo y que el optimismo aumenta cuando uno se da cuenta de que es dueño de su destino.
El cambio hacia una actitud más optimista requiere de una disposición entusiasta y positiva, hay que tonificar ciertos músculos conductuales y para ello, algunos ejercicios prácticos y sencillos, son:
  • Analiza las cosas desde los puntos buenos y positivos, siempre hay algunos.
  • Esfuérzate en ofrecer sugerencias y soluciones, en lugar de críticas o quejas.
  • Reconoce el esfuerzo, el interés y la dedicación de los demás, antes que sus logros.
  • Sé sencillo y pide ayuda, otras personas también encuentran soluciones.
  • No hagas alarde de seguridad en ti mismo, tomar decisiones a la ligera es imprudencia, no optimismo.
No es más optimista el que menos ha fracasado, sino el que ha sabido encontrar en la adversidad un estímulo para superarse, fortaleciendo su voluntad y empeño en los errores y equivocaciones, una experiencia positiva de aprendizaje. Si cada mañana nos vestimos más de optimismo y menos de diseño, nuestra generación “heredera” se contagiará con nuestro estilo y ese vitalismo aunque sea un intangible, será la única herencia no dilapidable.

martes, 12 de julio de 2011

LA SOMBRA DE LA INJUSTICIA

A lo largo de los tiempos la humanidad se ha visto aquejada de fatalidades o maldiciones como guerras, epidemias, ignorancia, miseria, terrorismo y muchas otras más, pero sin duda, de entre todas las perfidias destaca una especialmente angustiosa y esta no es otra que la “Injusticia”. Las grandes preguntas son ¿Qué es la justicia? ¿La justicia reside en los códigos y normativas? ¿Qué hace justos a los jueces? No hay respuestas satisfactorias para aquellos que en algún momento se sienten desamparados o indefensos.

La sociedad ha sentido, desde la más lejana antigüedad, la necesidad, no resuelta, de evitar la injusticia generando múltiples códigos escritos y sistemas preventivos para lograrlo: El Imperio Romano nos legó su derecho, que aun es la base de numerosos procedimientos legales modernos; la hoy extinta Unión Soviética instauró el principio de “responsabilidad social” por encima del derecho individual; los países semitas aun practican la arcaica ley de la venganza de sangre “Ojo por ojo, diente por diente”; la sociedad norteamericana, seguramente debido a sus profundas raíces calvinistas, permutan justicia por dinero, correlacionando la cuantía de los dólares a percibir a la justicia administrada. Lo que en una sociedad es justo, en otra es injusto o al menos incomprensible.

El reino animal (excluido el hombre) y el reino vegetal viven inmersos en las leyes naturales donde no se conocen injusticias, no se concibe ni maldad ni delito en la caza de la gacela por parte de una leona, ni cuando una res pace plácidamente consumiendo gran cantidad de pasto o cuando una planta carnívora atrapa un insecto que cándidamente se aproximó a ella, es simplemente el “orden natural”.

Pero ese “orden natural” no cabe entre las personas condenadas a vivir bajo la “ley de los opuestos”: Lo justo y lo injusto; lo bueno y lo malo; Lo mucho y lo poco; etc. Y como la medida de cada uno es la que es, las personas precisamos de normas y leyes para desarrollarnos en convivencia, por defectuosas que sean, éstas tratan de evitar el caos en ausencia de un deseable “orden natural” pero nos obliga a sobrevivir junto a la injusticia, que nos acompaña como una sombra peligrosa pero inevitable.

Sí recordamos la representación que hacemos de la justicia veremos una balanza con dos platillos ¿Qué representan los platillos? ¿El bien y el mal? Lo cierto es que si uno sube, el otro baja. Todo apunta a que solo habrá justicia en el perfecto equilibrio de la balanza, pero en el día a día ese perfecto equilibrio es inestable, momentáneo y las situaciones cambian de forma permanente, provocando sensaciones continuas y alternas de justicia e injusticia.

No seré yo quien niegue la existencia de la injusticia, pero solo cobra sentido, que no justificación, desde la condición de diferentes que ostentamos las personas y nuestros entornos sociales. En mi opinión y dado que los poderes del Estado se han mostrado estructuralmente incapaces de proporcionarnos unas leyes equitativas, la única solución que viene a mi cabeza para equilibrar el fácil desequilibrio de la balanza proviene de actos de desprendimiento, intentando revertir la situación mediante la renuncia, compensación u ofrecimiento de lo que para el otro es injusto.

Desde luego no tengo ninguna confianza en la astrología ni en el marketing como predictores del futuro, pero no sería malo, de ser cierto, unas dosis de “Era Acuarius”.

sábado, 9 de julio de 2011

MIS QUIMERAS. "El mensaje de un lienzo"

Como suele suceder, mi despertador sonó cuando más dulce era mi sueño, al menos es la percepción que muchos tenemos, en ese momento, de que así es. Me fui desperezando lentamente y tras una tibia y prolongada ducha me dispuse a desayunar: Un Danacol (no es publicidad es cierto que lo tomo cada día), un zumo de naranja, un café y unas galletas, pocas dos o tres.

Tenía mi ropa preparada desde la noche anterior: Unos pantalones cortos “Coronel Tapioca”, mis calcetines y deportivos Nike, un Lacoste verde caqui para conjuntar, un chaleco paramilitar multibolsillos y un gorro de campo que me trajeron los Reyes Magos hace un par de años, cuando me vi ante el espejo pensé que parecía un catálogo de moda, pero me sentí cómodo y apropiado.

Mi equipo también estaba preparado: Un taburete plegable, un caballete portátil, un lienzo a estrenar y un estuche con pinceles y unos tubos de acrílico; doy por sentado que a estas alturas todo el mundo ya es consciente de que mi aventura consistía en una escapada al campo con la intención de pintar un cuadro.

Coloqué todo en el coche y tras ponerme mis gafas de sol (graduadas), pues era una mañana muy brillante, inicié mi camino hacia la gran obra, algo me decía que iba a ser un cuadro memorable, que cambiaría mi vida y mi forma de ver las cosas en un mundo que, sin serme incómodo, me gustaría cambiar.

Aproximadamente una hora después, conduciendo de nuevo a 120 Km/hora, me pareció llegar al lugar idóneo: Tranquilo, solitario, con mucha luz y todos los elementos deseables, mucha vegetación, agua abundante y un cielo limpio y luminoso que engrandecía el paisaje.

Desplegué y afiancé mi caballete en una ladera que me pareció un promontorio privilegiado por las vistas que me ofrecía y en una posición que evitaba que sombra alguna se proyectase sobre el lienzo. Unos segundos después surgió la preocupación, en mi estuche tan solo había tres pinceles, uno fino que desde luego utilizaría para perfilar mi obra, otro grande solo utilizable para espacios abiertos y trazos muy gruesos y uno intermedio que, sin duda, debería convertirse en el verdadero artífice de mi obra. Por el contrario, la gama de colores que comprobé en mi estuche me pareció más que suficiente, tenía blanco, negro, amarillo cadmio y oro, verde, azul y solo se me antojaba un tanto corta la gama de colores de tierra.

Preparé mi lienzo con mi sellador al agua para tapar los poros de la tela y me dispuse a iniciar mi “gran expresión”. La pintura empezó a brotar de los tubos, respondiendo a la leve presión que mis dedos ejercían sobre ellos y los pinceles la abrazaban sutilmente para depositarla de forma acariciadora sobre el lienzo, testigo de mis anhelos. Me alivió comprobar que no había olvidado a mis grandes ayudantes como el gel retardador del secado (me había decidido por el glazing al agua)  y la paleta húmeda.

Tras iniciar los primeros trazos comenzó mi pesadilla, con zozobra contemplaba como los azules se tornaban rojizos, los verdes adquirían un tono violáceo, los amarillos tendían hacia ocres oscuros y emergían blancos y negros, sobre todo negros, donde no los necesitaba. Era como una rebelión cromática, los colores, las luces y las sombras se autodefinían. El resultado fue un efecto espectacular, pero no entendía nada, admito que era una especie de danza colorida, pero ajena a mis intenciones, el resultado no tenía nada que ver con mi visión, ni con mi deseo.

En esos momentos sucedió; el cuadro me hizo pensar: ¿Y si el cielo no fuese azul? ¿Y si el agua no mojase? ¿Y si la hierba no fuese verde? ¿Y si la brisa del viento no te acariciase? ¿Y si los árboles creciesen hacia abajo? ¿Y si tu sombra te abandonara? ¿Y si tantas cosas fuesen de otra manera? ¿Y si las personas fuesen más sinceras?

Desde luego el cuadro no lo colgaré en mi salón, pero lo que me hizo pensar siempre irá conmigo, sobre todo la última pincelada: ¿Y SI LAS PERSONAS FUESEMOS MÁS SINCERAS?

jueves, 7 de julio de 2011

LA RABIA, LA IRA, LA CÓLERA Y CON ELLAS, "LA BRONCA"

El virus de la rabia se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a los mamíferos domésticos y salvajes, incluyendo al hombre. Se encuentra en la saliva y en las secreciones de los infectados y se inocula cuando éstos atacan y provocan alguna lesión por mordedura; además puede ser transfundido cuando quien tiene algún corte en la piel (vía de entrada del virus) tiene contacto con las secreciones salivales de un infectado. Los animales portadores más propensos incluyen: perros, gatos, murciélagos, mangostas, zorros, hurones, mapaches y lobos.

Pero quiero hablar de otra rabia, esa que también podríamos denominar cólera. De acuerdo al diccionario es un sentimiento my fuerte de disgusto y generalmente antagonismo.

Cuando sentimos rabia o cólera nos sentimos invadidos, traicionados y desesperados. Sentimos que algo es más grande que nosotros y que no podemos hacer nada, nos sentimos impotentes. La rabia o cólera puede ser causada por eventos externos, puede ser causada por problemas internos o una memoria de nuestro pasado. Es frecuente que la rabia o cólera se sustancie en discusión, o como decimos popularmente en “bronca”.

Yo me eduqué en la creencia de que enojarse es malo, por lo tanto he reprimido la bronca a lo largo de mi vida, hasta que un día entendí que la bronca es una emoción como cualquier otra. La bronca no es buena ni mala. Nosotros podemos experimentar la bronca como saludable o tóxica. Para empezar dependerá de cómo se afronte, de forma serena o espasmódica. Yo quiero referirme a esa “bronca” serena cuya única pretensión es proyectar y afianzar la autoestima.

Bradshaw dice, "Sin rabia, cólera o bronca no tenemos límites personales. La rabia nos sirve para mantener un sentido decente de nosotros mismos, de seres autónomos que podemos decir "no" cuando es necesario. Si alguien se está aprovechando de nosotros, podemos expresar nuestra bronca en una forma positiva”. Por lo tanto esto sería una manera de manifestar una autoestima saludable porque podemos defendernos a nosotros mismos.

Por otro lado, si nosotros no podemos expresar nuestra bronca porque tenemos miedo que los demás nos rechacen, este sería un signo de baja autoestima. Si no podemos expresar serenamente nuestra bronca, lo que va a suceder es que la vamos a reprimir, o la vamos a expresar violentamente contra alguien, o inclusive vamos a gritar o golpear objetos.

Cual es la mejor manera de manejar la rabia o cólera, “La bronca”:
Lo primero que debemos hacer es tomar conciencia ser consciente de que se está sintiendo espíritu de bronca. Pero para poder identificar lo que sentimos debemos aceptar que lo estamos sintiendo. A continuación hemos de tomar responsabilidad de lo que estamos sintiendo, esto es hacernos cargo de nuestra “bronca”.
Después hemos de pensar sobre las causas reales de nuestra “bronca”. Yo he aprendido que algunas veces cuando siento “bronca” es porque tengo temas del pasado no resueltos. Algunas veces disfrazamos nuestros miedos por eso es importante cuestionarse los motivos de lo que sentimos.
Para mí la mejor manera de liberar mi bronca es resolviendo mi conflictos internos. Por ejemplo, si tengo que expresar mi bronca lo haré de forma correcta y asertiva. Nunca le diré al otro que me provoca o hace sentir “bronca”, por el contrario le diré que debido a… siento “bronca”.
Si hay algún tema oculto, es decir, conflictos no resueltos, los resolveremos haciéndonos preguntas. Gritando y golpeando cosas, o corriendo 10 km no nos va a ayudar a resolver nuestra bronca.
La bronca y la ira son oportunidades para poder expresarnos ante nosotros mismos. Abrazando y transformando nuestra bronca y trabajando para resolver nuestros conflictos no resueltos nos ayudaremos a liberar nuestra bronca y por lo tanto a crear una autoestima saludable.

lunes, 4 de julio de 2011

EL ESTÍMULO COMO ARGUMENTO DE CONDUCTA

Una planta carnívora es capaz de cerrar sus hojas trampa de forma repentina cuando un insecto camina sobre ellas. Es una demostración de que las plantas también se relacionan con el entorno. Las plantas, como el resto de los seres vivos son capaces de percibir estímulos.
Si convenimos que un estímulo es un agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción funcional, no tendremos inconveniente en admitir que para cambiar el comportamiento, hace falta un cambio en los estímulos.
La gente repetimos, con frecuencia, los mismos estímulos sin ser conscientes de que no están teniendo ningún impacto en la generación de la respuesta deseada. Por ejemplo, muchos de nosotros somos proclives a repetir los mismos viejos argumentos una y otra vez sin poner nunca en práctica los cambios que estamos defendiendo. A menudo, logramos lo opuesto de lo que nos propusimos: alejamos a la gente cuando repetimos una y otra vez lo mismo. Las personas rápidamente se cansan de escucharnos decir las mismas cosas. Los niños suelen exhibir estas conductas molestas, porque no se dan cuenta de que el uso repetido de un estímulo dado como, por ejemplo, "quiero ver este programa de televisión" no logra generar en los padres la respuesta deseada, sino que les irrita y aleja de ella.
En otros términos, los estímulos utilizados no han sido eficaces. Cuando no se obtiene la respuesta deseada, es necesario cambiar el estímulo en lugar de repetirlo, como es nuestra tendencia.
Los estímulos ineficaces para lograr la respuesta deseada también están presentes en el trabajo. Una disposición de la casa matriz exhorta al personal a recortar los costos reduciendo los viajes, la capacitación, las horas extra y virtualmente todo lo que se pueda recortar. Esa disposición es un estímulo destinado a motivar a la gente para que avance hacia el recorte de gastos. Frecuentemente, el resultado del estímulo es la pérdida de motivación y aunque el personal recorte los costos directos (como los viajes), en realidad su rendimiento es menos eficaz y, por consiguiente, aumentan los costos indirectos porque baja la producción. El resultado es un paso adelante y dos atrás (producto de un estímulo inapropiado sobre el que se reflexionó muy poco).
Un factor clave del arte de la gestión, entonces, es la manera de manejar la amplia variedad de estímulos que motivan al personal para que su rendimiento sea eficaz y que motivan a los clientes para que nos compren. Debemos cambiar los estímulos constantemente.
No sólo tenemos que cambiar los estímulos que utilizamos para motivar a los demás, sino también los que usamos para motivarnos a nosotros mismos. De esta forma, la primera vez que escuchamos una grabación de Luciano Pavarotti cantando "Nessun dorma" (aria del acto final de la ópera Turandot), es probable que sintamos un estremecimiento en todo cuerpo.
Sin embargo, si la escuchamos de manera continua durante tres horas, descubriremos que sucede algo diferente; ese estremecimiento desaparece con bastante rapidez. La aplicación repetida del mismo estímulo hace que la eficacia disminuya. Para motivarnos y motivar a los demás, debemos utilizar con frecuencia estímulos nuevos.
En otras palabras, todo estímulo tiene únicamente un impacto de corto plazo en cuanto a desencadenar energía motivacional. Tanto el uso ocasional de un estímulo específico como un uso repetido del mismo, derivará en una pérdida gradual de motivación porque el efecto del estímulo desaparece.

sábado, 2 de julio de 2011

MIS QUIMERAS. "Lo volveré a intentar"

He decidido escribir “con apaño”
a base de ripios y rimas,
como hicieran en antaño
grandes y brillantes plumas.
“La Molinera y el Rey”
o “El Alcalde de Zalamea,
son prueba de buena ley
de lo que parafrasear crea.
Don Juan Tenorio y su tronío,
Calderón y “Su Vida es Sueño”,
estilo que he querido hacer mío
pero del que no he podido ser dueño.
Reto difícil ¡Vuecencias!,
el que me propongo lograr,
escribir con encorsetadas licencias
para no hacerlo sin rimar.
Debían ser mentes preclaras
para poderlo lograr,
pues no se paran en “varas”
en su forma de “fablar”.
Del lenguaje verdaderos atletas
capaces con gran soltura
de versar obras completas,
que aumentan mi desventura.
Y es que a medida que avanzo
encuentro una mayor dificultad,
mi mente no encuentra remanso
y mis ideas se enredan en la oscuridad.
Y he de confesar sin bagajes,
sin soberbia y con humildad,
que se ahogan y asfixian mis mensajes
ante mi intento de versar.
No es que me esté rindiendo,
lo volveré a intentar,
pero es que aun no entiendo
como lo podían lograr.
Transformar en obra de arte el ripio
no es fácil de lograr.
No deseo que se convierta en vicio
pero lo volveré a intentar.